10 abril 2006

La Educación ausente de las elecciones

-La educación esta ausente en el presente proceso electoral no solo porque lo que más se exhibe son las malas artes de uno u otro candidato a la Presidencia o al Congreso, sino porque es un tema que como todos los otros grandes temas de la realidad nacional, llámese salud, vivienda, ciencia y tecnología, plan de desarrollo nacional, ha estado ausente del debate o por lo menos su presencia ha sido mínima y no se ha notado.

-Existe un documento elaborado por el Consejo Nacional de Educación titulado “Hacia un proyecto educativo nacional”, muy bien redactado y detallado, que no solo da cifras descarnadas sobre la lamentable situación de la educación nacional, sino que aporta propuestas que merecerían mayor difusión y un amplio debate.

-Una idea bastante difundida es pensar que la educación se da en el colegio y se restringe a él. Esta idea es cómoda para los que así la plantean, los libera de responsabilidades en el producto y les disminuye el trabajo. Nosotros pensamos que la educación se da no solo en la escuela, se da desde los cero años de edad y gran parte de los valores y conocimientos que adquiere el ser humano provienen del medio que lo rodea.

- Un niño o un joven posiblemente pensará que no es del todo malo robar si ve que hay ex Presidentes, ex ministros, -en general- ex funcionarios del Estado, viviendo con lujo y gozando del producto de su “labor” luego de pasar cierto tiempo prófugo o esperando que caduquen sus delitos. También es parte de la formación del educando el ejemplo que la gente digna dé con su laboriosidad, solidaridad y honradez.
TNL

09 abril 2006

Problemas prioritarios

En la compleja trama de problemas que aquejan hoy al Perú, hay tres que a mi entender son prioritarios y cuya solución debe plantearse de manera concurrente y simultánea: salud, educación y trabajo.

Pero si bien estos problemas están íntimamente relacionados, esto no quiere decir que se puedan resolver de una sola vez en todos sus aspectos, pues cada uno de ellos contiene otros problemas con prioridades diferentes.

Así, desde la óptica del desarrollo humano en la que nos situamos, el problema de la salud y de la educación son problemas prioritarios de la edad infantil, mientras que el problema del trabajo lo es de la edad juvenil y productiva.

Sin una alimentación y estimulación apropiadas en la primera infancia (0 a 3 años), los niños empezarán su etapa pre-escolar y escolar con notorias desventajas biológicas y educativas que no podrán ser revertidas por un desayuno escolar y el actual sistema educativo.

Entonces, si se piensa en una educación de calidad hay que trabajar antes de que el niño empiece su escolaridad. Y esta es la primera prioridad: prevenir y erradicar la desnutrición en menores de 5 años, y dar una adecuada estimulación entre los 0 y 3 años.

En el campo educativo también hay prioridades: nuestros escolares (y una gran parte de nuestros profesores) no entienden lo que leen y muestran una pobre capacidad de comprensión matemática.

Aquí se impone igualmente comenzar desde el principio. Y esta es la segunda prioridad: dedicar los mayores esfuerzos y recursos educativos para superar estas deficiencias, y disponer que el 2006 y 2007 el contenido curricular se dedique principalmente a tal fin.

Atender bien estas prioridades en salud y educación, es sentar las bases de un desarrollo humano deseable y prometedor. Pero ¿qué sentido tendría promover el desarrollo infantil y una educación de calidad si los miles de jóvenes egresados de colegios, institutos y universidades no encuentran hoy (y no encontrarán mañana) un empleo adecuado?

Aquí surge la tercera prioridad: la urgente necesidad de generar empleo en el marco de una estrategia de desarrollo productivo nacional. El que hay que buscarlo explorando las posibilidades principalmente en la agricultura, la manufactura y el turismo.

Salud sin desarrollo económico, educación sin desarrollo económico, y desarrollo económico sin trabajo digno y de calidad, son propuestas incoherentes y sin mayor sentido.

Corregir estos despropósitos, exige que la economía esté al servicio del hombre y no, como ha sucedido hasta ahora, el hombre al servicio de la economía.

G. Raúl Guevara